Oscar Andrés Sánchez A.
Informe
Informe
Octubre de 2008
La comunidad gitana o Rom tiene aproximadamente 7000 mil miembros en Colombia. En Antioquia han disminuido su presencia en los últimos años. El Estado aún no los reconoce como minoría étnica, pero ellos no cesan de exigir el respeto por sus costumbres.
Bogotá es una de las ciudades colombianas con más presencia de gitanos
Cada sábado el parque de Bolívar de Medellín se llena de colores y olores. Cientos de aventureros y artesanos se dan cita en la popular feria de San Alejo, donde se consigue desde incienso hasta amores furtivos. Personas de todas las edades, pero de manera especial los universitarios, visitan cada una de las tiendas o tendidos del mercado persa, criollo. Entre los presentes sobresalen por sus atuendos, accesorios y tacto para los negocios, los gitanos.
Los hombres llevan pañoletas sobre su abundante cabellera, camisas anchas y coloridas, la mayoría manga corta, jean y botas de tacón. Son altos y de manos grandes. De vez en cuando, hablan entre ellos en romaní, su ancestral lengua. Tranzan desde pilas hasta caballos. En sus tendidos se observan los más diversos elementos para realizar tareas cotidianas y las más exóticas manualidades y accesorios.
Las mujeres llevan por el vistoso maquillaje sobre sus rostros; hasta las más jovencitas se adornan. Sólo las casadas pueden llevar pañoletas. Llevan aretes grandes, blusas con la manga recogida a medio brazo, faldas que les llegan hasta los tobillos, y los irremplazables zapatos altos. Algunas atraen sus clientes con el toque de pandereta y sus bocanas de humo en forma de corazón. A todo el incauto que se deje le toman la mano y le leen el futuro hasta por 2 mil pesos.
La discriminación
Los gitanos son estigmatizados por sus prácticas culturales. No están mucho tiempo en el mismo lugar; sólo hablan con los gadyí (paisas) para hacer negocios, en los que pueden ser más astutos que los antioqueños y lograr el máximo de ganancia. Viven tranquilos y luego de largas romerías por los pueblos, beben tres días seguidos. Por su espíritu libre son tildados de libertinos y brujos, y por su informalidad, como desorganizados, aunque se mantienen impecables.
Aparte del señalamiento social al que son sometidos, el Estado Colombiano tampoco los reconoce como grupo étnico, como lo hace con los indígenas y las negritudes. Pese a esto fueron reconocidos como pueblo por el Ministerio del Interior a través de DGAI No 0864 de febrero de 1998 a través de 11 folios emitidos por la Dirección General de Asuntos Indígenas, luego de revisar algunos estudios sobre las kumpanias, o grupos de gitanos seminómadas.
Los gitanos conservan sus ancentrales tradiciones. La mujer permanece subordinada (internet)
El pasado 9 y 10 de octubre, se realizó en Bogotá el primer encuentro nacional gitano al que asistieron 70 representantes de las diferentes familias del pueblo Rom que habitan en Santander, Antioquia, Nariño, Valle, Tolima, Córdoba y Sucre, con representantes de los ministerios de Protección Social, Defensa y Cultura, a los cuales les exigieron el reconocimiento como minoría étnica con el fin de proteger sus cultura, y obtener cobertura en salud y educación en todo el país.
Según Dalila Gómez, coordinadora del Procedo Organizativo del Pueblo Gitano el Colombia, el principal objetivo del encuentro era tener una interlocución con el Estado para avanzar en la garantía de derechos colectivos a través de políticas culturales. Por su parte, los representantes de uno de los grupos más visibles, la kumpanía romanía, propusieron una reforma constitucional para que el Gobierno garantice el reconocimiento y la protección de su diversidad étnica y cultural.
La llegada
Los gitanos, según estudios antropológicos, son de origen hindú. Llegaron a América junto con los colonizadores europeos, más exactamente en el tercer viaje de Colon, en el cual se embarcaron cuatro Rom, huyendo de las persecuciones a las que eran sometidos en Europa. Al departamento de Antioquia arribaron en la década de los cuarenta del siglo pasado. Eran pobres y exiguas caravanas que se instalaban a las afueras de los pueblos, especialmente en tiempos de feria. En algunos fueron expulsados por los fieles católicos abucheados por los sacerdotes.
A finales de los 60, una decena de familias levantaron sus carpas en un descampado a las afueras de Itagüí, sector que pasó a llamarse luego Santa María. Allí tuvieron problemas con los vecinos que los consideraban no gratos, y en varias ocasiones le pidieron a la Alcaldía que los hiciera desalojar, pero en su lugar, el municipio les extendió la red de servicios públicos para que conservaran la salud pública en este sector.
Por esta misma época, en 1971, se realizó en Londres el Primer Congreso Mundial Gitano, donde se adoptó el término Romen para designar a todos los gitanos y rechazaron los demás calificativos peyorativos surgidos a los largo de su historia, como tzigano, zigeuner, gipsy, gitano, etcétera, que no correspondía a realidad geográfica y cultural de estos grupos. En el 2000 realizaron en República Checa el quinto Congreso Mundial, donde iniciaron la lucha por el reconocimiento del estatuto "Nación sin territorio".
Cuando el municipio de Itagüí inició su proceso de industrialización y urbanización en los ochenta, y ante el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, los gitanos se vieron obligados a guardar sus carpas de tela y plástico y construir viviendas de ladrillo y cementos para poder seguir ocupando ese espacio. Ellos aceptaron el reto y construyeron unas viviendas formales pero sin divisiones interiores, para sentirse como si estuvieron en sus amplios toldos.
Allí coexistieron alrededor de 30 años dos subgrupos claramente diferenciados: el Kalderash, compuesto, entre otros, por los clanes Bolochok, Jhánes y Mijháis; y el Ludar, mal llamado Boyhás. La mayor parte emigraron a Envigado y de allí partieron hacia Venezuela y la Costa Atlántica. En Antioquia es difícil ahora encontrar estos grupos. En la Secretaría de Planeación de Envigado dicen desconocer si aún tienen presencia Rom en su jurisdicción. En Bogotá existen 60 familias de gitanos, principalmente ubicados en los barrios Nueva Marsella, Centro Américas, Galán, La Igualdad, Bosa y Normandía.
Gitanos protestando en Roma contra la xenofobia (internet)
De acuerdo a algunos estudios etnográficos y antropológicos, las gitanas no pueden casarse con un particular, so pena de ser expulsada de la Kompania. Los hombres si pueden hacerlo, pero deben llevar su mujer junto con los suyos. Las niñas se unen en Avia (matrimonio) desde los 15 años. La familia del novio corre con los gastos y debe dar una dote simbólica a cambio a la familia de la novia. La ceremonia la preside el frinka (gitano mayor), quien les ofrece vino y pan con sal. Luego, la pareja se va al rito de desfloramiento. Al día siguiente, la familia de la novia desposada exhibe con orgullo la falda manchada de sangre.
El matrimonio es para siempre. La joven se va a vivir con la familia del marido, bajo supervisión de la suegra. Su compromiso es simbolizado con una pañoleta de color que sólo se quita a la hora del sueño y jamás podrá hablar sola con un hombre que no sea su esposo. Vive con la suegra mientras no se origine un nuevo matrimonio y llegue la nueva nuera a reemplazarla. Cuando esto ocurre, la pareja de esposo se instalan en una casa aparte acompañados de sus hijos, que entre más sean, mayor la autoridad se adquieres dentro de la kompania.
Los retos
Los gitanos se sienten hoy desamparados por el Estado y estigmatizados por la sociedad. Coinciden se señalar que son rechazados por su aspecto y que casi nadie quiere entablar negocios con ellos y no les arrendan vivienda ni locales. Además, se sienten perseguidos en algunos lugares de la ciudad, como los centros comerciales, pues los vigilantes creen que va a robar o a incomodar a algunos de los usuarios.
También son rechazados por sus prácticas mágicas, que mal o bien, les ha permitido sobrevivir durante siglos de rechazo. Como si no hubiera sido suficiente con la muerte en la hoguera de muchos de ellos durante la inquisición por ser considerados brujos, y el exterminio de 4 millones durante la segunda guerra mundial por ser una raza impura.
La ONU, a través de la subcomisión de la lucha contra las medidas discriminatorias y para la protección de las minorías, hizo una exhortación hace un par de años para que todos aquellos Estados que tienen población gitana, les reconozcan sus derechos como pueblo; no obstante, la Carta Política de 1991 no se refiere en ninguno de los 380 artículos al pueblo Rom, es decir que no existen para el Estado, atentando contra el artículo 7 de la misma, pues no se reconoce ni protege su diversidad étnica y cultural.
En agosto de 1998 los gitanos existentes en Colombia, la mayoría de nacionalidad, se agruparon y conformaron la organización PROROM, Proceso Organizativo del Pueblo Rom, reconocida como interlocutora válida entre el Estado y los gitanos. Además, han visibilizado ante las instituciones gubernamentales y difundido su cultura, tradiciones e historia entre la sociedad con el objetivo de que los estereotipos sean superados. Pese a estas acciones aún no han logrado tener asiento en el Consejo Nacional de Cultura, como las demás etnias.
En Bogotá el escenario ha sido más alentador. Luego de muchas peticiones, el decreto 564 de agosto de 1999 expedido por la Alcaldía Mayor, les garantizó representación en el Consejo Distrital de Cultura. Desde allí se les ha posibilidad participar en los medios masivos de comunicación, e impulsar proyectos para el desarrollo de programas de educación bilingüe e intercultural.
En el encuentro nacional del pueblo Rom a principios de octubre los llenó de expectativas. Según Gina Carrioni, coordinadora de asuntos étnicos y género del Ministerio de la Protección Social, se están buscando alternativas para solicitar ante el Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud (ahora CRES) cupos para afiliarlos, y que a través de Caprecom se les puede brindar una cobertura nacional que les dé un carné que los identifique como gitanos.
Este año se llevará a cabo el sexto Congreso Mundial del Pueblo Rom y que será un escenario vital para fortalecer el proceso organizativo extendido sobre todo el planeta, con un único fin: ser respetados y reconocidos. Por el momento, Colombia no es ejemplo a seguir.
Fuentes:
La comunidad gitana o Rom tiene aproximadamente 7000 mil miembros en Colombia. En Antioquia han disminuido su presencia en los últimos años. El Estado aún no los reconoce como minoría étnica, pero ellos no cesan de exigir el respeto por sus costumbres.
Bogotá es una de las ciudades colombianas con más presencia de gitanos
Cada sábado el parque de Bolívar de Medellín se llena de colores y olores. Cientos de aventureros y artesanos se dan cita en la popular feria de San Alejo, donde se consigue desde incienso hasta amores furtivos. Personas de todas las edades, pero de manera especial los universitarios, visitan cada una de las tiendas o tendidos del mercado persa, criollo. Entre los presentes sobresalen por sus atuendos, accesorios y tacto para los negocios, los gitanos.
Los hombres llevan pañoletas sobre su abundante cabellera, camisas anchas y coloridas, la mayoría manga corta, jean y botas de tacón. Son altos y de manos grandes. De vez en cuando, hablan entre ellos en romaní, su ancestral lengua. Tranzan desde pilas hasta caballos. En sus tendidos se observan los más diversos elementos para realizar tareas cotidianas y las más exóticas manualidades y accesorios.
Las mujeres llevan por el vistoso maquillaje sobre sus rostros; hasta las más jovencitas se adornan. Sólo las casadas pueden llevar pañoletas. Llevan aretes grandes, blusas con la manga recogida a medio brazo, faldas que les llegan hasta los tobillos, y los irremplazables zapatos altos. Algunas atraen sus clientes con el toque de pandereta y sus bocanas de humo en forma de corazón. A todo el incauto que se deje le toman la mano y le leen el futuro hasta por 2 mil pesos.
La discriminación
Los gitanos son estigmatizados por sus prácticas culturales. No están mucho tiempo en el mismo lugar; sólo hablan con los gadyí (paisas) para hacer negocios, en los que pueden ser más astutos que los antioqueños y lograr el máximo de ganancia. Viven tranquilos y luego de largas romerías por los pueblos, beben tres días seguidos. Por su espíritu libre son tildados de libertinos y brujos, y por su informalidad, como desorganizados, aunque se mantienen impecables.
Aparte del señalamiento social al que son sometidos, el Estado Colombiano tampoco los reconoce como grupo étnico, como lo hace con los indígenas y las negritudes. Pese a esto fueron reconocidos como pueblo por el Ministerio del Interior a través de DGAI No 0864 de febrero de 1998 a través de 11 folios emitidos por la Dirección General de Asuntos Indígenas, luego de revisar algunos estudios sobre las kumpanias, o grupos de gitanos seminómadas.
Los gitanos conservan sus ancentrales tradiciones. La mujer permanece subordinada (internet)
El pasado 9 y 10 de octubre, se realizó en Bogotá el primer encuentro nacional gitano al que asistieron 70 representantes de las diferentes familias del pueblo Rom que habitan en Santander, Antioquia, Nariño, Valle, Tolima, Córdoba y Sucre, con representantes de los ministerios de Protección Social, Defensa y Cultura, a los cuales les exigieron el reconocimiento como minoría étnica con el fin de proteger sus cultura, y obtener cobertura en salud y educación en todo el país.
Según Dalila Gómez, coordinadora del Procedo Organizativo del Pueblo Gitano el Colombia, el principal objetivo del encuentro era tener una interlocución con el Estado para avanzar en la garantía de derechos colectivos a través de políticas culturales. Por su parte, los representantes de uno de los grupos más visibles, la kumpanía romanía, propusieron una reforma constitucional para que el Gobierno garantice el reconocimiento y la protección de su diversidad étnica y cultural.
La llegada
Los gitanos, según estudios antropológicos, son de origen hindú. Llegaron a América junto con los colonizadores europeos, más exactamente en el tercer viaje de Colon, en el cual se embarcaron cuatro Rom, huyendo de las persecuciones a las que eran sometidos en Europa. Al departamento de Antioquia arribaron en la década de los cuarenta del siglo pasado. Eran pobres y exiguas caravanas que se instalaban a las afueras de los pueblos, especialmente en tiempos de feria. En algunos fueron expulsados por los fieles católicos abucheados por los sacerdotes.
A finales de los 60, una decena de familias levantaron sus carpas en un descampado a las afueras de Itagüí, sector que pasó a llamarse luego Santa María. Allí tuvieron problemas con los vecinos que los consideraban no gratos, y en varias ocasiones le pidieron a la Alcaldía que los hiciera desalojar, pero en su lugar, el municipio les extendió la red de servicios públicos para que conservaran la salud pública en este sector.
Por esta misma época, en 1971, se realizó en Londres el Primer Congreso Mundial Gitano, donde se adoptó el término Romen para designar a todos los gitanos y rechazaron los demás calificativos peyorativos surgidos a los largo de su historia, como tzigano, zigeuner, gipsy, gitano, etcétera, que no correspondía a realidad geográfica y cultural de estos grupos. En el 2000 realizaron en República Checa el quinto Congreso Mundial, donde iniciaron la lucha por el reconocimiento del estatuto "Nación sin territorio".
Cuando el municipio de Itagüí inició su proceso de industrialización y urbanización en los ochenta, y ante el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, los gitanos se vieron obligados a guardar sus carpas de tela y plástico y construir viviendas de ladrillo y cementos para poder seguir ocupando ese espacio. Ellos aceptaron el reto y construyeron unas viviendas formales pero sin divisiones interiores, para sentirse como si estuvieron en sus amplios toldos.
Allí coexistieron alrededor de 30 años dos subgrupos claramente diferenciados: el Kalderash, compuesto, entre otros, por los clanes Bolochok, Jhánes y Mijháis; y el Ludar, mal llamado Boyhás. La mayor parte emigraron a Envigado y de allí partieron hacia Venezuela y la Costa Atlántica. En Antioquia es difícil ahora encontrar estos grupos. En la Secretaría de Planeación de Envigado dicen desconocer si aún tienen presencia Rom en su jurisdicción. En Bogotá existen 60 familias de gitanos, principalmente ubicados en los barrios Nueva Marsella, Centro Américas, Galán, La Igualdad, Bosa y Normandía.
Gitanos protestando en Roma contra la xenofobia (internet)
De acuerdo a algunos estudios etnográficos y antropológicos, las gitanas no pueden casarse con un particular, so pena de ser expulsada de la Kompania. Los hombres si pueden hacerlo, pero deben llevar su mujer junto con los suyos. Las niñas se unen en Avia (matrimonio) desde los 15 años. La familia del novio corre con los gastos y debe dar una dote simbólica a cambio a la familia de la novia. La ceremonia la preside el frinka (gitano mayor), quien les ofrece vino y pan con sal. Luego, la pareja se va al rito de desfloramiento. Al día siguiente, la familia de la novia desposada exhibe con orgullo la falda manchada de sangre.
El matrimonio es para siempre. La joven se va a vivir con la familia del marido, bajo supervisión de la suegra. Su compromiso es simbolizado con una pañoleta de color que sólo se quita a la hora del sueño y jamás podrá hablar sola con un hombre que no sea su esposo. Vive con la suegra mientras no se origine un nuevo matrimonio y llegue la nueva nuera a reemplazarla. Cuando esto ocurre, la pareja de esposo se instalan en una casa aparte acompañados de sus hijos, que entre más sean, mayor la autoridad se adquieres dentro de la kompania.
Los retos
Los gitanos se sienten hoy desamparados por el Estado y estigmatizados por la sociedad. Coinciden se señalar que son rechazados por su aspecto y que casi nadie quiere entablar negocios con ellos y no les arrendan vivienda ni locales. Además, se sienten perseguidos en algunos lugares de la ciudad, como los centros comerciales, pues los vigilantes creen que va a robar o a incomodar a algunos de los usuarios.
También son rechazados por sus prácticas mágicas, que mal o bien, les ha permitido sobrevivir durante siglos de rechazo. Como si no hubiera sido suficiente con la muerte en la hoguera de muchos de ellos durante la inquisición por ser considerados brujos, y el exterminio de 4 millones durante la segunda guerra mundial por ser una raza impura.
La ONU, a través de la subcomisión de la lucha contra las medidas discriminatorias y para la protección de las minorías, hizo una exhortación hace un par de años para que todos aquellos Estados que tienen población gitana, les reconozcan sus derechos como pueblo; no obstante, la Carta Política de 1991 no se refiere en ninguno de los 380 artículos al pueblo Rom, es decir que no existen para el Estado, atentando contra el artículo 7 de la misma, pues no se reconoce ni protege su diversidad étnica y cultural.
En agosto de 1998 los gitanos existentes en Colombia, la mayoría de nacionalidad, se agruparon y conformaron la organización PROROM, Proceso Organizativo del Pueblo Rom, reconocida como interlocutora válida entre el Estado y los gitanos. Además, han visibilizado ante las instituciones gubernamentales y difundido su cultura, tradiciones e historia entre la sociedad con el objetivo de que los estereotipos sean superados. Pese a estas acciones aún no han logrado tener asiento en el Consejo Nacional de Cultura, como las demás etnias.
En Bogotá el escenario ha sido más alentador. Luego de muchas peticiones, el decreto 564 de agosto de 1999 expedido por la Alcaldía Mayor, les garantizó representación en el Consejo Distrital de Cultura. Desde allí se les ha posibilidad participar en los medios masivos de comunicación, e impulsar proyectos para el desarrollo de programas de educación bilingüe e intercultural.
En el encuentro nacional del pueblo Rom a principios de octubre los llenó de expectativas. Según Gina Carrioni, coordinadora de asuntos étnicos y género del Ministerio de la Protección Social, se están buscando alternativas para solicitar ante el Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud (ahora CRES) cupos para afiliarlos, y que a través de Caprecom se les puede brindar una cobertura nacional que les dé un carné que los identifique como gitanos.
Este año se llevará a cabo el sexto Congreso Mundial del Pueblo Rom y que será un escenario vital para fortalecer el proceso organizativo extendido sobre todo el planeta, con un único fin: ser respetados y reconocidos. Por el momento, Colombia no es ejemplo a seguir.
Fuentes:
-Lozano, Michel. Informe Sobre el Pueblo Rom de Colombia. Asamblea Distrital de Cultura. Bogotá 2003.
-Soto, Luz Estela y Jaramillo, Marcela. Los Gitanos de Santa María. Trabajo de Grado. Departamento de Antropología. Universidad de Antioquia. Medellín. 1987.
-Aricapa, Ricardo. Los Gitanos de Santa María. Publicado por El Colombiano el Domingo 26 y lunes 27 de mayo de 1991. P. 5B y 6B respectivamente.
-Proceso Organizativo del Pueblo Rom de Colombia (Prorom)
-El Espectador. 13 de octubre de 2008
-Proceso Organizativo del Pueblo Rom de Colombia (Prorom)
-El Espectador. 13 de octubre de 2008
1 comentario:
mi abuelo llego muy joven de españa a un pueblo aledaño a Medellin
el fallecio.... pero ps el se acoplo a la sociedad por lo que la cultura gitana no trasendio a la familia!!!!
yo le rindo tributo a mi sangre y consulto por mi lado
pero me encantaria tener a alguien que me enseñara y comprender del todo quién soy......
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