Oscar Andrés Sánchez A.
21 de Noviembre de 2008
En cuestión de horas el imperio DMG, que en tres años incrementó su patrimonio en un 2000%, se desmoronó. La entidad y su cabeza, David Murcia Guzmán, pasaron de la gloria al infierno, de tener una prometedora comercializadora a ser una organización delictiva perseguida por las autoridades. Ahora pocos los conocen.
Protesta de afectados por cierre de DMG el 05 de diciembre de 2008 en el Centro de Bogotá. Exigen la liberación de David Murcia Guzmán.
La millonaria estafa colectiva, cometida por los sagaces piramidistas contra los optimistas clientes, fue realizada de día, dentro de la “legalidad” (DMG tributó este año 5 millones de pesos), ante la mirada impotente de los entes de control financiero, los medios de comunicación y el presidente. Todos los advirtieron; pero las autoridades esperaban una ley que se estudiaba en el Congreso para regularlas, cuando ya existía desde hace quince años un decreto que prohibía la captación de dinero.
¿Será casualidad que se haya esperado a que la bola de nieve llegara hasta el final del abismo para tomar medidas?, ¿Si desde hace dos años aproximadamente los medios de comunicación al unísono venían alertando a los ahorrados e informando del cierre esporádico de estas captadoras, ¿por qué las autoridades no habían reaccionado?, ¿Será que los altos funcionarios y a los potentados no les interesaba accionar?
Los vínculos de DMG con organizaciones non santas ya se empezaron a conocer. En palabras del ministro Santos, Murcia Guzmán no es ninguna “hermanita de la caridad”; vivía en exorbitantes lujos a costa de las esperanzas de 300 mil colombianos que protestaban en varias ciudades por su captura y por la intervención a DMG (ese riesgo no lo querían asumir). Estaban los suficientemente adoctrinados con el discurso revolucionario del líder que pretendía reivindicar los derechos del pueblo.
Lo que aún se desconoce son las relaciones secretas entre DMG y miembros del alto gobierno, del congreso, autoridades militares y de policía, jueces, y demás órganos de vigilancia y control. Por unas grabaciones que se conocieron (vaya a saber como), Murcia pretendía sobornar en 2007 a algunos padres de la patria cuando se discutía el proyecto de ley que reglamentaba el uso de las tarjetas prepago, Prodigy Card en DMG.
El abogado De La Espriella, hasta hace un par de días apoderado de DMG y que prefirió renunciar al descubrir una doble contabilidad, le dijo en una entrevista a El Espectador que le extrañaba que el General Palomino hubiera dicho que DMG era una agrupación que carecía de ética y moral y que atentaba contra la dignidad colectiva, pero que esto no lo advirtió cuando esta captadora le donó, a petición de su esposa, anchetas para que le celebrara la navidad a 500 policías bachilleres.
Durante la audiencia del 8 de enero de 2009 los principales socios de David, Pabón y Ángel, se sometieron a condena anticipada y aceptaron cargos por captación ilegal de dinero y lavado de activos. Esto complica más las cosas para el imperio DMG.
De La Espriella dijo también que muchos miembros de la Policía y de las Fuerzas Militares, funcionarios comunes y altos del gobierno, de la DIAN y otras entidades estatales son clientes de DMG; que reconocidísimos abogados han trabajado para ella y no descartó que hasta algún ministro sea inversionista. Aunque no es ético por la dudosa legalidad de DMG, como particulares estaban en su derecho de hacerlo. Lo que no se sabe aún es si alguno de los anteriores es accionista o socio.
Así las cosas, a nadie le convenía el desplome de DMG. Esta pirámide ya se había echado al bolsillo la voluntad de fiscales, policías, políticos y funcionarios; que incluso no tenían que hacer las largas filas sino que tenían atención preferencial. Cómo no blindarla y detener las investigaciones legales y policiales. Pero el gobierno, poniendo en riesgo su popularidad, en pleno contexto de referendo, pudo más que cualquier cosa y encendió el ventilador que debe tener con espasmo a más de uno. ¿Quién tuvo vínculos o hizo negocios con David Murcia Guzmán? “No, yo no lo conozco”. Y cantó el gallo.
21 de Noviembre de 2008
En cuestión de horas el imperio DMG, que en tres años incrementó su patrimonio en un 2000%, se desmoronó. La entidad y su cabeza, David Murcia Guzmán, pasaron de la gloria al infierno, de tener una prometedora comercializadora a ser una organización delictiva perseguida por las autoridades. Ahora pocos los conocen.
Protesta de afectados por cierre de DMG el 05 de diciembre de 2008 en el Centro de Bogotá. Exigen la liberación de David Murcia Guzmán.
La millonaria estafa colectiva, cometida por los sagaces piramidistas contra los optimistas clientes, fue realizada de día, dentro de la “legalidad” (DMG tributó este año 5 millones de pesos), ante la mirada impotente de los entes de control financiero, los medios de comunicación y el presidente. Todos los advirtieron; pero las autoridades esperaban una ley que se estudiaba en el Congreso para regularlas, cuando ya existía desde hace quince años un decreto que prohibía la captación de dinero.
¿Será casualidad que se haya esperado a que la bola de nieve llegara hasta el final del abismo para tomar medidas?, ¿Si desde hace dos años aproximadamente los medios de comunicación al unísono venían alertando a los ahorrados e informando del cierre esporádico de estas captadoras, ¿por qué las autoridades no habían reaccionado?, ¿Será que los altos funcionarios y a los potentados no les interesaba accionar?
Los vínculos de DMG con organizaciones non santas ya se empezaron a conocer. En palabras del ministro Santos, Murcia Guzmán no es ninguna “hermanita de la caridad”; vivía en exorbitantes lujos a costa de las esperanzas de 300 mil colombianos que protestaban en varias ciudades por su captura y por la intervención a DMG (ese riesgo no lo querían asumir). Estaban los suficientemente adoctrinados con el discurso revolucionario del líder que pretendía reivindicar los derechos del pueblo.
Lo que aún se desconoce son las relaciones secretas entre DMG y miembros del alto gobierno, del congreso, autoridades militares y de policía, jueces, y demás órganos de vigilancia y control. Por unas grabaciones que se conocieron (vaya a saber como), Murcia pretendía sobornar en 2007 a algunos padres de la patria cuando se discutía el proyecto de ley que reglamentaba el uso de las tarjetas prepago, Prodigy Card en DMG.
El abogado De La Espriella, hasta hace un par de días apoderado de DMG y que prefirió renunciar al descubrir una doble contabilidad, le dijo en una entrevista a El Espectador que le extrañaba que el General Palomino hubiera dicho que DMG era una agrupación que carecía de ética y moral y que atentaba contra la dignidad colectiva, pero que esto no lo advirtió cuando esta captadora le donó, a petición de su esposa, anchetas para que le celebrara la navidad a 500 policías bachilleres.
Durante la audiencia del 8 de enero de 2009 los principales socios de David, Pabón y Ángel, se sometieron a condena anticipada y aceptaron cargos por captación ilegal de dinero y lavado de activos. Esto complica más las cosas para el imperio DMG.
De La Espriella dijo también que muchos miembros de la Policía y de las Fuerzas Militares, funcionarios comunes y altos del gobierno, de la DIAN y otras entidades estatales son clientes de DMG; que reconocidísimos abogados han trabajado para ella y no descartó que hasta algún ministro sea inversionista. Aunque no es ético por la dudosa legalidad de DMG, como particulares estaban en su derecho de hacerlo. Lo que no se sabe aún es si alguno de los anteriores es accionista o socio.
Así las cosas, a nadie le convenía el desplome de DMG. Esta pirámide ya se había echado al bolsillo la voluntad de fiscales, policías, políticos y funcionarios; que incluso no tenían que hacer las largas filas sino que tenían atención preferencial. Cómo no blindarla y detener las investigaciones legales y policiales. Pero el gobierno, poniendo en riesgo su popularidad, en pleno contexto de referendo, pudo más que cualquier cosa y encendió el ventilador que debe tener con espasmo a más de uno. ¿Quién tuvo vínculos o hizo negocios con David Murcia Guzmán? “No, yo no lo conozco”. Y cantó el gallo.
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