jueves, 15 de enero de 2009

PROFESIONALIZACIÓN Y LIBERTAD DE PRENSA

Oscar Andrés Sánchez A.

La década de los 60 fue quizás la más significativa del siglo XX para el periodismo antioqueño. En 1961 inicia actividades la nueva Escuela de Periodismo de la Universidad de Antioquia, primera en el departamento y segunda en Colombia, adscrita a la Facultad de Ciencias de la Educación y unos meses después, a finales de octubre de 1962, se conforma el CIPA, gremio pionero del periodismo antioqueño. Amabas instituciones comparten fundadores, tienen objetivos concomitantes y responden a un contexto socio político específico en la historia del país.

Ilustración: Internet

Una nueva etapa en la política del país parecía tomaba curso. El gobierno era presidido por el primer gobierno del Frente Nacional en cabeza de Alberto Lleras Camargo (1958-62). Los conservadores y liberales habían decidido apaciguar la violencia y para ello pactaron repartirse la burocracia y el poder político. Fue la época también del surgimiento de agremiaciones de diversa índole, amparados en respeto que el nuevo marco institucional ofrecía a las diferentes expresiones del pensamiento. La represión a la prensa había superado su momento más álgido, pero la amenaza continuaba latente.

Entre 1946 y 1953, luego de tres lustros de hegemonía liberal, los conservadores intentaron de nuevo cristianizar la sociedad. Aunque Mariano Ospina no era un conservador tradicional y su candidatura tuvo apoyo liberal, los hechos ocurridos el 09 de abril de 1948 obligaron a imponer un sello conservador al Estado y sus instituciones. En Antioquia, desde 1946, el gobernador de Antioquia, Dionisio Arango Ferrer, había iniciado una persecución contra todos los liberales que ocupaban cargos públicos en todos los niveles departamentales. La U de A no escapó de la “cacería de brujas”.

En 1947, por ejemplo, fue destituido de la Universidad de Antioquia el ex rector y reconocido académico Julio César García, director del Instituto Filológico. Le cobraron su cooperación con la anterior República Liberal. Este hecho causó malestar entre diversos estamentos de la sociedad. El Instituto Filológico desapareció temporalmente en 1951, durante el gobierno de Laureano Gómez (1950-51) y en su lugar fue creado en honor de un ex presidente conservador el efímero Instituto Marco Fidel Suárez de Investigaciones Científicas, dedicado a la divulgación y fomento de las ciencias sociales. Este y otros hechos hicieron que la dirigencia liberal fundara la Universidad de Medellín.

Otras instituciones corrieron la misma suerte. Unas fueron cerradas, otras reorientadas y varias pasaron de nuevo a la tutela de comunidades religiosas. Por otro lado, la dirigencia conservadora y las directivas del claustro celebraron en 1953 el sesquicentenario del Alma Mater, asociando la fundación del claustro al inició de actividades en 1803 del Colegio de la Nueva Fundación de San Francisco de Medellín, y no a la iniciativa del general Santander, como lo habían conmemorado los liberales.

Pese a todos los dardos lanzados desde las instituciones y de la prensa, a través de periódicos como El Colombiano, La Defensa, El Obrero Católico…, a mediados de los 50 un buen número de sectores de la sociedad y la Universidad le habían apostado a la secularización. El cine, la televisión y la radio de la época contribuyeron en este propósito. Por otro lado, se consolidaba una dirigencia económica corporativa agremiada que había roto relaciones con la clase política culpándolos de prologar el retraso y la violencia.


En marzo de 1954 el dictador Rojas Pinilla amordazó al periodismo, prohibió interpretar los hechos y publicar ideas adversas al régimen


Siguiendo a la socióloga e investigadora María Teresa Uribe de Hincapiés, “en la Universidad de los años cincuenta convergían tres procesos en franca evolución: el ideal de modernización y desarrollo, la secularización de la vida social en las grandes ciudades y la emancipación de la ciencia de su centro sacro (…) Lo paradójico de este abigarrado período consistió en que, bajo un modelo autoritario, en una de las mayores crisis políticas del siglo XX y en medio de una guerra civil no declarada, la Universidad conservadora abriera sus puertas a las grandes transformaciones de los años sesenta”.

A mediados de los cincuenta, época de constante censura a la prensa y de una confrontación partidista que se había degenerado en violencia, los periodistas antioqueños, empírico en un 95%, intentaron sin éxito agruparse a través del APA (Asociación de Periodistas de Antioquia), pero los conflictos internos impidieron que fuera vinculante y se vio abocada pronto al receso. Además de carecer de una agrupación que respaldara su trabajo, el periodismo si bien se consideraba más intelectual y social, era visto como un oficio de segunda categoría, que carecía de una formación estructurada.

La movilización de los estudiantes en mayo de 1957 en contra del régimen y a favor del gobierno civil en las llamadas “jornadas de mayo” y el paro en todo el país fueron hechos decisorios para que Rojas Pinilla transfiriera el poder a una Junta Militar, como antesala del Frente Nacional, que estuvo vigente hasta 1974. Por otro lado, a mediados de 1953 se creo la Facultad de Ciencias de la Educación que en 1967 paso a llamarse Facultad de Ciencias y Humanidades. En 1980 es eliminada y creada la Facultad de Ciencias Humanas, de donde se desmembraría en 1990 la Facultad de Comunicaciones.

En mayo de 1960 se llevo a cabo en Quito la Conferencia Interamericana de Prensa, realizada por la CIESPAL, Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina, con apoyo de la UNESCO. Fernando Gómez Martínez, director del periódico El Colombiano, asistió por Medellín. Una de las principales recomendaciones del encuentro fue crear escuelas de periodismo en las universidades latinoamericanos para cualificar y profesionalizar lo que hasta entonces era sólo un oficio. Las ideas pronto tuvieron eco en la ciudad de Medellín.


Julián Pérez Medina fue uno de los fundadores y primer presidente del Círculo de Periodistas de Antioquia, CIPA


Cuatro meses después de la Conferencia de Quito, Julián Pérez Medina, un periodista avezado y reconocido, y que recientemente había incursionado en la política como Diputado del departamento, presentó ante la Duma un proyecto de ordenanza para que se destinaran 50 mil pesos para la creación de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Antioquia. El 5 de diciembre de 1960 fue creada oficialmente y en febrero del año siguiente inició actividades con 9 estudiantes, 8 mujeres y un hombre, y profesores todos empíricos, luego de una campaña de Carlos Puerta, primer director de la Escuela por los colegios de Medellín. Según Puerta los bachilleres consideraban que el periodismo era un oficio que no requería estudios universitarios.

La periodista Marina Henao Cano, presidenta del CIPA y egresada en los 70 del programa Ciencias de la Información, como pasó a llamarse la carrera, recuerda las palabras que años después pronunciaba Pérez Medina, uno de los fundadores del pregrado y de los primeros profesores de la escuela, para justificar la creación de la Escuela de Periodismo: “Nosotros éramos buenos, pero empíricos, y la sociedad era cada vez más compleja. Había que crear una escuela para cualificar académicamente a los futuros periodistas, para que éstos pudieran discernir en que consistía la profesión y que tenía que ver con la sociedad. Además venían desarrollos tecnológicos que obligaban a introducir al periodismo al campus universitario”.

La influencia partidista y el surgimiento de las guerrillas, eran dos retos fundamentales para el ejercicio del periodismo de la época. A esto se suma la imparcialidad de muchos periodistas debido a sus influencias políticas. Aunque había excepciones, algunos eran miembros reconocidos de los partidos políticos, herencia del origen partidista de la prensa colombiana. No obstante, la mayor parte de los periodistas hacían buenos registros del partido contrario. En la Escuela de Periodismo se hizo gran énfasis en la ética periodística para la formación de las nuevas generaciones de periodistas.

Los fundadores de la Escuela de Periodismo compartían su vida entre los medios de comunicación y la naciente escuela. Sin embargo, algunos miembros del extinguido APA, y periodistas alternativos, añoraban una agremiación regional de periodistas que defendiera la libre expresión y dignificaran el oficio o profesión. Con el objetivo de materializar la idea se reunieron 30 periodistas a finales de octubre de 1972 en las oficinas del periódico El Tiempo en Medellín y dieron origen al Círculo de Periodistas de Antioquia, CIPA. Muchos de sus fundadores habían sido abanderados de la Escuela de Periodismo, como el profesor Julián Medina y José Jaramillo Alzate.


Mesa Directiva durante la ceremonia de los premios a la Excelencia Periodística, CIPA, el 04 de agosto de 2008.

La directora actual del CIPA, Marina Henao, resalta que este gremio jamás ha cerrado sus puertas, pese a no tener un proyecto sostenible ni unos ingresos fijos: “Cada uno le aporto algo para la capitalización del CIPA. Este gremio le dio cabida a todas las tendencias políticas, económicas y culturales. De esta manera nuestros pronunciamientos frente a la libertada de prensa estaban más respaldados, pues representaban el consenso de muchas mentes.

El periodismo en los sesenta era más intelectual, se dividía entre la bohemia y la creatividad y se vivía con pasión la búsqueda de la noticia, actividad considerada un servicio y no una mercancía”. Pese a que las nuevas generaciones de periodistas poco se identifican con el CIPA, La Escuela de Periodismo, hoy pregrado de periodismo, comparte un origen común con la fundación de éste gremio. Miembros de ambas instituciones elaboraron la propuesta de luego pasaría a convertirse en la Ley 51 de 1975, que reglamentó el periodismo en Colombia hasta finales de los noventa.


Fuentes:

PEÑA, Luís Guillermo. “Reseña histórica del CIPA”. En: Revista Cuartillas, número 15. Medellín: diciembre de 2007, pág. 127.

VERGARA, Andrés. “Facultad de Comunicaciones: Del caos a la polifonía”. En: Crónicas Universitarias. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1998, pág. 55

MEDINA, Gonzalo. “La Escuela de Periodismo”. En: Universidad de Antioquia, historia y presencia. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1998, Págs.

URIBE DE H, María Teresa, Coordinadora académica. “Los Tiempos de las dictaduras: modernización autoritaria”. En: Universidad de Antioquia, Historia y Presencia. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, septiembre de 1998, Págs., 445 ss


-Fotografías: CIPA

1 comentario:

Unknown dijo...

Pequeño detalle: Dionisio Arango Ferrer llegó a la gobernación de Antioquia el 10 de abril de 1948, a raíz de los sucesos de la víspera, por decreto de Estado de Sitio:

http://antioquia.gov.co/index.php/sobre-antioquia/antioquia/6940-gobernadores-de-antioquia

Entonces, no podía estar persiguiendo a nadie, como gobernador, desde 1946, lo que no quiere decir que no lo haya hecho después.